Mons. Gil Tamayo: “La más importante tarea de una hermandad es cuidar la comunión entre sus miembros”

7 Dic, 2024

La Eucaristía del cuarto día del Congreso Internacional del Hermandades y Piedad Popular fue presidida por el arzobispo de Granada, monseñor José María Gil Tamayo, ante la imagen de la Virgen de los Reyes, patrona de la Archidiócesis de Sevilla, en el altar del Jubileo de la seo hispalense.

La misa fue concelebrada por el arzobispo de Sevilla, monseñor José Ángel Saiz Meneses; monseñor Madila, arzobispo emérito de Kananga; monseñor Ulloa, arzobispo metropolitano de Panamá; monseñor Garciandía, obispo de Palencia y los obispos auxiliares de Sevilla, monseñor León y monseñor Valdivia. Ha participado en la celebración eucarística un numeroso grupo de sacerdotes del clero diocesano.

Durante su homilía, monseñor Gil Tamayo, reflexionó sobre cuatro aspectos centrales para los cristianos: “Confesar la fe divinamente revelada a través de la cual los hombres llegamos a la Salvación, celebrar los sacramentos que nos comunican la gracia divina, anunciar a la tierra la Buena Noticia de que Dios nos ama en Cristo y que ha vencido la muerte y, a través del Espíritu nos hace participar de su vida inmortal”.

Eclesialidad

Sobre el sentido de eclesialidad manifestó que “el amor a los más pobres y desfavorecidos lo realizamos, no de manera individual, sino como comunidad, como miembros diversos del mismo cuerpo, que es la Iglesia, según una hermosa analogía presente en las Escrituras”. Así, “estas dimensiones de la única misión de la Iglesia no son compartimentos estancos sin comunicación entre sí, solo se desarrollan auténticamente en la medida que se realizan en conjunto”.

Fe en el Resucitado

El arzobispo de Granada subrayó que “creer no es simplemente aceptar una doctrina, sino dejar que esta transforme todas las actitudes con la certeza de haber hallado un tesoro que no es posible dejar de transmitir, en consciencia de que solo en la liturgia se alimenta el encuentro con Cristo, muerto y resucitado”.

Por tanto, “la religiosidad popular es la misión que, a lo largo de los siglos, han desarrollado las hermandades y cofradías. Esta nace precisamente de la vivencia armónica de esas cuatro dimensiones de la Iglesia y, al mismo tiempo, han contribuido al desarrollo individual de cada una y a la cohesión de todas entre sí”.

Misión de la Iglesia

Monseñor Gil Tamayo refirió que “los obispos de Andalucía situamos la misión de las hermandades y cofradías en el marco eclesial actual, definido como un momento de necesaria evangelización. La nueva evangelización ha sido una expresión utilizada por san Juan Pablo II y, que repitió continuamente durante su pontificado, lo mismo han hecho los papas posteriores, Benedicto XVI y Francisco, como lo hizo antes san Pablo VI en Evangelii Nuntiandi, diciéndonos que la Iglesia existe para evangelizar”.

En este sentido, “la renovación de nuestra persona e instituciones como nos pide Evangelii Gaudium, la carta programática del papa Francisco, requiere evangelicidad, un signo distintivo de nuestras cofradías, cuyos miembros caminan tras las huellas de Cristo, fijos los ojos en quien inició y completa nuestra fe, Jesús”.

Destacó que “la fe cristiana en esencialmente cristocéntrica y la persona de Cristo se comprende desde lo más singular de su misterio: La Resurrección de entre los muertos.  Solo desde la Resurrección se comprende que quien fue concebido virginalmente en el seno de María y recorrió los caminos de este mundo, es el Hijo de Dios con nosotros. Solo desde la Resurrección se entiende que la cruz no es el simple castigo anunciado ya por  los filósofos paganos, solo desde la Resurrección se comprende que la cruz fue el lugar elegido por el Hijo de Dios para habitar nuestras soledades, nuestras traiciones y lejanías, para que también en esos lugares pudiéramos hallarlo y reconocerlo, así se comprende que el amor es más fuerte que la muerte y que la cruz debe venerarse a través de la cual nosotros adquirimos la vida eterna”.

Sinodalidad

El arzobispo de Granada añadió otra exigencia concreta de la sinodalidad que nos propone la Iglesia “por y para las hermandades y cofradías, que es la eclesialidad. No solo hay que caminar tras las huellas de Jesús sino hay que hacerlo juntos, en sinodalidad, en procesión ciertamente”.

Durante su homilía subrayó que “la principal y más importante tarea de una hermandad y cofradía es cuidar la comunión entre sus miembros. La fraternidad bien entendida no se limita solo a la cofradía, la familia de los hijos de Dios es propiamente la Iglesia universal que se expresa en cada diócesis”.

Finalmente destacó la importancia de la “misionaridad” o “el sentido evangelizador”, que se traduce en “caminar siguiendo las huellas de Cristo para la evangelización del mundo”. Pidió luchar “contra la mundanidad y la secularización interna”

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