Más de 1.900 personas han participado como congresistas en el II Congreso Internacional de Hermandades y Piedad Popular. En torno al 60 % procedían de la propia Archidiócesis de Sevilla, aunque según fuentes de la organización, hubo una representación de “prácticamente la totalidad de las diócesis españolas”, especialmente de la zona del Levante y del resto de Andalucía. Destacó, asimismo, una notable presencia iberoamericana, ya que alrededor de 60 personas ‘cruzaron el charco’ para participar en este congreso, mayoritariamente de México, Guatemala, Ecuador y Honduras. Por otra parte, también se inscribieron congresistas de distintas partes del mundo como Italia, Alemania, Países Bajos, Bélgica, Estados Unidos, Suiza e, incluso, de las Islas Azores.
De Guatemala a Sevilla
Bernal Díaz es el encargado general -es decir, hermano mayor- de la Hermandad del Señor Sepultado Cristo del Amor de Santo Domingo, en Guatemala, una corporación con más de cuatro siglos de antigüedad, convirtiéndose en el Santo Entierro más antiguo de toda América. Data de la llegada de los españoles a Guatemala y “nuestra responsabilidad es conservar esa herencia que nos han dejado, pero no como una herencia cultural nada más, sino como una herencia de fe y compromiso cercano a Dios”, explica Díaz, que ha encabezado la delegación guatemalteca en el II Congreso Internacional de Hermandades y Piedad Popular, compuesta por 18 personas.
Después de cinco días de ponencias, mesas redondas, celebraciones litúrgicas y convivencia, ha confesado que esta experiencia ha sido “un regalo” y ha destacado especialmente “la profesionalidad y la calidad de las charlas, así como el nivel de los relatores”. Concretamente, “me ha impresionado su capacidad de transformar lo profundo en palabras que nos hacen recapacitar en lo que vivimos día a día como religiosidad popular”. Además, se lleva de vuelta a México la tarea de “no caer en el santerismo y realmente buscar lo que es la religión popular, ese encuentro con Dios, con nuestro Salvador, en este camino marcado por la Iglesia que es en el que debemos profundizar”.
De estos días también agradece los encuentros “con otros hermanos que nos alientan a seguir en este caminar, porque sabemos que no estamos solos. Somos un equipo en el mundo”. En estos ratos de convivencia, también se va “impresionado por la hermandad y la unidad que nos han transmitido. Realmente nos hemos sentido muy identificados. Ustedes son nuestros hermanos mayores en la tradición y nosotros, como guatemaltecos, nos sentimos honrados y sumamente agradecidos por ese buen trato que nos han dado”.
En relación a la vivencia de la piedad popular en Guatemala, Bernal Díaz explica que esta religiosidad “fue el instrumento empleado por los sacerdotes y evangelizadores de la Nueva América”. “Haber heredado estas transmisiones de fe -ha añadido- fue lo que nos ha enraizado para ser los católicos que somos ahora. No en vano, en Guatemala se vive una expresión profunda de fe, tanto que en el 2022 la UNESCO nos declaró patrimonio intangible en la humanidad por ese sentir, porque realmente no es solo los devotos, no son solo los hermanos, no solo los cargadores, sino que es una familia completa que se une como país para transmitir este mensaje a generación tras generación”.
Finalmente, el hermano mayor del Señor Sepultado Cristo del Amor de Santo Domingo agradece a la Iglesia en Sevilla por la celebración de este congreso: “Gracias por darle el espacio y la seriedad a estos movimientos para que todo, al final de cuentas, nos lleve a un encuentro con el Señor. Ustedes hacen realmente lo que pide el papa Francisco: unir países, unir hermanos, unir traiciones”.
México, la delegación más numerosa
Francisco Javier Molina es un sacerdote diocesano que misionó en México durante más de 30 años. Sus lazos con aquel país se mantienen, y también muchas amistades, por eso ha organizado una peregrinación a España de 30 personas cuyo culmen ha sido el II Congreso Internacional de Hermandades y Piedad Popular.
Se trata de la delegación extranjera más numerosa de las que han participado en este encuentro internacional. Según explica Molina, a los congresistas mexicanos “les ha encantado. Es una belleza y una suerte la que tenemos aquí en Sevilla de mantener estas manifestaciones de religiosidad popular”. Asimismo, ha destacado la oportunidad que han tenido de “compartir con algunas hermandades de Sevilla y ver de cerca esa vivencia y la práctica de la religiosidad popular”.
En esta línea se expresaba Benito, uno de los congresistas mexicanos, cuando aseguraba que “todo es precioso y las pláticas magníficas”. De esta experiencia se lleva “lo que es la hermandad, las cofradías y las ganas de impulsarlas en México para poder transmitir estos valores a los chiquillos y a los más jóvenes”.
“Hay que señalar -matiza Molina- que la religiosidad popular en México se vive un poco distinto aquí”. El sacerdote enumera, principalmente, tres costumbres: las peregrinaciones, las misiones populares y las festividades de los patrones de cada localidad. Además, apunta que la vivencia de la Semana Santa “es muy fuerte en cuanto a la representación de la Pasión de Cristo. No es que haya tantas procesiones con imágenes, sino que es la propia gente la que camina por el pueblo el Domingo de Ramos, el Viernes Santo o el Sábado Santo acompañando a la Virgen de la Soledad”.